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Caseta en el Cerco de Fernando .
Aunque la gran mayoría se encuentran en plena lastra, también tenemos ejemplos curiosos en su ubicación, bien en cercas (Cerca de Fernando), en el interior de los pequeños pinares que hay en el término o en plenas laderas como en el caso de las situadas en la ladera del Cerro.
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Caseta en el interior del pinar
. Caseta en la ladera del Cerro
La planta suele ser circular y las dimensiones reducidas, lo normal es que en Urueñas tuvieran una sola estancia aunque hay algún ejemplo con dos cuerpos como es el caso de la caseta situada en las Covachuelas.
. caseta en el Azafranal
. Parte posterior de distintas casetas.
De izquierda a derecha y de arriba abajo: Las Llanadas, Las Covachuelas, La Pajosa, El Aulagar
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La puerta es adintelada suele ser pequeña con el fin de evitar la pérdida de calor, algunas puertas son más bajas que la altura de un hombre y todas ellas estrechas. Su orientación es hacia el sureste con el fin de protegerse de los aires del norte y de evitar la entrada de lluvia, con alguna excepción como las que se encuentran en la ladera norte del Cerro.
. Foto Central: fachada principal caseta de la Pajosa
Arriba: puerta de la Pajosa. Aabajo: Cabeza las Dueñas
.En la parte exterior de los muros y en no pocas casetas nos encontramos con una pequeña rampa escalonada que da acceso a la parte superior, es de suponer que para facilitar la colocación de las lascas superiores o para posteriores arreglos.
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Pequeña rampa en la caseta de la Pajosa
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En los muros del interior se puede encontrar algún hueco que hiciera las veces de pequeña repisa, también se incrustaban entre las piedras palos de los que colgar el zurrón.
. pared interior de una caseta
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Si bien en las casetas no hay chimenea si podrían encender una lumbre con la que calentarse, el humo salía por los agujeros del tejado, en alguna caseta se deja un espacio más amplio para la salida del humo, protegida por una losa para evitar la entrada del agua haciendo de rudimentaria chimenea, es el caso de la caseta de las Vargas, donde aún se puede observar el orificio cubierto por la laja.
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Orificio a modo de chimenea en la caseta en las Vargas
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Los agricultores, al pasar mucho tiempo en el campo usaban las casetas para guardar la alforja, dejar algún pequeño apero, comer, descansar o para refugiarse en caso de tormenta, pero son los pastores los que más las utilizaban a lo largo de todo el año. Imaginemos la estampa de un día frío de invierno con una fina lluvia donde el pastor acompañado de su fiel perro se refugia en la caseta arropado en su manta viendo transcurrir las largas horas y como las ovejas pastan por la lastra.
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Caseta de dos cuerpos en las Covachuelas
Interesante reportaje.
ResponderEliminar¡Vaya chalets independientes que se construían en aquellos años,con esas parcelas de cientos de metros y sin molestar al vecino!.
Qué difícil y duro tenía que ser ese modo de vida casi nómada, lo que generó la realización de este tipo de construcciones.
¡Cuanto frío y soledad,tuvieron que pasar aquellos pastores, cuya profesión,era la mayoría de veces impuesta, según las necesidades de la época. Un saludito.
Javier, un magnífico reportaje!!!!. ¿Por qué no le completas con el resto de las casetas?.
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog.
Timoteo Poza
Yo misma, se agradecen todos tus comentarios y el seguimiento del blog.
ResponderEliminarHola Timoteo, gracias por visitar el blog, para la semana próxima la entrada tratará sobre las casetas que por una u otra causa más destacan (a mi entender) y donde aparecerá alguna otra caseta, aún así no estarán todas las del termino, que por otra parte tampoco me las conozco.
Gracias a todos por vuestras visitas.
Qué razón tienes cuando dices que deberíamos hacer un esfuerzo por conservar todo esto. Es parte de nuestra historia... (Natalia)
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