.En el invierno pasado nos dimos una vuelta por el pequeño hayedo de La Pedrosa en las faldas del puerto de La Quesera en Friofrío de Riaza:
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.Hemos vuelto en primavera y la vida ha renacido en el hayedo, las setas han dejado paso a pequeñas flores, la alfombra de hojas secas con tonos ocres han desaparecido dejando los suelos pedregosos, los arroyos vuelven a fluir serpenteantes por las pronunciadas laderas, las hayas poco a poco van cubriendo sus retorcidos cuerpos con nuevas hojas verdes, es como si el bosque se desperezara del duro invierno.
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.Lo que no ha cambiado es el encanto de estos hayedos, la tranquilidad que se respira, el frescor que se siente bajo las sombras de sus ramas, los sonidos de su fauna, especialmente pequeñas aves que se ocultan entre las hojas ante la presencia de un extraño en su territorio.
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.Tampoco cambia la sensación de ser observado por los muchos ojitos de duendes y hadas que habitan en estos bosques y que ante la ausencia de hongos y setas se ocultan entre los troncos de las viejas hayas.
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.Tendremos que volver en el otoño para poder seguir disfrutando de la magia del hayedo y seguir disfrutando de los cambios que se producen en el Hayedo de la Pedrosa.
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