martes, 24 de enero de 2012

UN PASEO POR EL DURATÓN

Fue a finales de verano cuando quedé con Uge y Esca un par de veces para recorrer el Duratón, la primera para visitar algunas estaciones de pinturas rupestres, finalizando el mes de agosto, tema que trataremos en otra ocasión; la otra en los primeros días de septiembre para disfrutar de un interesante recorrido por el lado sur del cañón del Duratón.


Vista del cañón desde lo alto del cantil


La mañana se presentaba como las típicas de finales de verano, día soleado, y un calor muy llevadero, el punto de encuentro la iglesia de Sebúlcor con su espadaña desafiando a la ley de la gravedad, tras los saludos de rigor ponemos rumbo hacia el cañón del Duratón, pasamos primero por tierras de labor a través de un camino polvoriento, para un poco más adelante adentramos en el pinar que llega hasta el mismo borde del río.

Chopos, árbol principal de ribera en la parte más abrupta del cañón


La primera parada la hacemos en el paraje conocido como Cueva Rota, un capricho de la geología, tiene un primer acceso por la parte alta, a ras del suelo, se accede a una primera cueva, vuelta al exterior para acceder a media ladera a una segunda cueva desde donde tendremos una amplia visión del meandro a nuestra derecha y la continuación del río por la izquierda, eso sí, hay que andar con cuidado, un resbalón puede tener serias consecuencias.

Cueva Rota


Andar por el Duratón nunca te deja indiferente, da igual si se hace por arriba o por abajo, acompañando al río en su parte inicial donde las aguas fluyen con rapidez o en la parte baja, donde el agua se remansa, en otoño o en primavera, con frío o con calor….siempre se encuentra el encanto de disfrutar de este sensacional paraje.

Paredón frente a San Frutos


Por arriba seremos conscientes de la extensión del paisaje, un profundo corte en medio de la lastras que se ha ido modelando a lo largo de los siglos por la acción de la erosión del agua, rodeado de un páramo semidesierto donde las aulagas, los enebros y las sabinas crecen en unas duras condiciones de vida a la que están perfectamente adaptadas, eso si lo hacemos por la orilla norte, si es por la sur, donde nos encontramos, el pinar romperá la monotonía de la lastra.

Vista del Cañón del Duratón a media altura


Tras Cueva Rota dirigimos nuestros pasos a las proximidades de San Frutos, visitando primero un despoblado del que sólo quedan algún vestigio de su presencia en forma de montículos de piedra o lanchas clavadas en el suelo en lo que sería alguna calle del poblado, todo ello frente a la cueva de Santa Engracia.


Recuperando fuerzas


Aprovechamos el lugar para dar cuenta de un merecido almuerzo a base de chorizo de la olla y un trago vino todo ello a la sombra de una sabina y con la ermita del Santo como escenario.


Fuente la Higuera


Desde nuestra privilegiada posición vemos la fuente de la higuera, las escaleras del diablo, las piedras del priorato a la espera de los primeros visitantes que a estas horas aún no se han dejado ver. Sobre nuestras cabezas sobrevuela el buitre con su fuerte batir de alas, una culebrera nos deleita con su blanco plumaje, no tardará en partir a sus campamentos de invierno, a lo lejos oímos al halcón marcando su territorio ante la intrusión de algún otro congénere.

Vistas de San Frutos


Águila culebrera


Tras la vianda vamos recorriendo el borde del cantil hasta llegar a una hendidura que nos llevará al borde del agua. Por abajo te sientes insignificante ante las moles de piedra que te rodean, eres un ser diminuto ante la grandeza de la naturaleza, situarte en el cauce del río impresiona, sólo tú y el bullicio de la soledad con el ruido ensordecedor del silencio, tan sólo roto por los graznidos característicos de las chovas, grajas y grajillas.

Acceso desde el llano a lo más profundo del cañón


Qué pequeños somos!!!


Vamos recorriendo todo el meandro de San Frutos por la orilla más alejada, abriéndonos camino entre los arbustos que crecen a nuestro paso, avistamos alguna vieja tenada que ya ha perdido su uso pero que mantiene las piedras de sus paredes en pie, recordándonos tiempos mejores para la ganadería.

Uge entre la vegetación



El vuelo del leonado


La vista del río desde esta situación es simplemente espectacular, donde el hombre se funde con la naturaleza, a lo lejos una pareja de corzos, recelosos de nuestra presencia se alejan tranquilamente de nosotros a media ladera. Sobre nuestras cabezas pasan a relativa baja altura los buitres buscando sus posaderos en los cantiles, con las patas extendidas para un buen aterrizaje.

Meandro


Según avanzábamos por el fondo del cañón me preguntaba cómo demonios subiríamos nuevamente al páramo, cómo salvaríamos la pared que se alzaba sobre nosotros, Esca buscaba las piedras que marcaran los pasos de ascensión hacia la llanura, las botaderas que usaban los pastores en otras épocas, se tratan de pasos entre hendiduras en la pared, resquicios que ofrece la naturaleza y desde donde en un corto espacio de tiempo salvamos todo el desnivel desde el fondo del río a la llanura. El paso no es excesivamente peligroso, tan sólo hay que tener un mínimo de cuidado.

Botadera


Nuevamente desde las alturas la visión se nos amplia, con la península de San Frutos como principal elemento, el río rodeando con su lento caminar el “pedrusco” donde se sitúa la ermita; un pequeño descanso bajo un enebro para recuperar el resuello mientras contemplamos nuevamente tan fantástico paisaje y poner camino de regreso a Sebúlcor, allí nos espera unas buenas cervezas para dar por finalizada la jornada, con buenos paisajes y mejor compañía.


Península y Meandro de San Frutos


Como leí a Esca en su blog, hablando sobre el Duratón:


“este paraje nos relaja el alma, nos encoje el corazón y nos deleita nuestros sentidos.”

Blog: conoce tu comarca


No encuentro mejores palabras para definir lo que se siente en el cañón.

8 comentarios:

  1. bueno, donde no hay no se puede sacar, jejejeje, nosotros somos de los de belleza interior
    Saludos

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  2. Si, de belleza distraída.
    Por cierto muuuu buenas afotos
    Un saludo Esca

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  3. Menudo impacto visual que producen!
    Hay fotos que tienen la capacidad de penetrar en la memoria, de quedarse allí..vamos de convertirse en innolvidables.
    Nos muestras la belleza de este paisaje agreste en todo su esplendor.
    Sólo con mirar las fotos..trasmiten una historia, miles de sensaciones.

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    1. Un buen paseo os habeís dado, y gracias al fotografo por estas magnificas panorámicas. Mi hijo suele hacer estas rutas.

      Un saludo desde Madrid

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  4. Muy buen reportaje, Javier, unas fotos muy guapas (exceptuando en las que sale Esca, je, je) y con tus palabras me has hecho revivir la mañana que pasamos por el cañón. El próximo verano tendremos que recorrer otras zonas.

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