miércoles, 16 de mayo de 2012

HISTORIA DE UN GIRASOL

 
Cuando la mayor parte de tierras de labor lucen sus mejores verdes primaverales, me depositan en forma de semilla en las ocres tierras preparadas para la siembra; como los suelos aun tienen humedad y la temperatura es alta rápidamente despunto rompiendo la capa de tierra que nos separa del exterior. (Nacimiento)


 
 


Ya en junio, junto con el resto de mis hermanos vamos creciendo en las rectas hileras que dibujaron los aperos de siembra, con nuestras primeras hojas que nos salen de nuestros aun frágiles tallos. Nuestras profundas raíces captan las sustancias del suelo que nos permiten un rápido crecimiento. Mientras cebadas, trigos y centenos comienzan a ir cambiando de color. (Infancia)

 

Cuando los calores de julio acaban de vestir a nuestros vecinos los cereales de amarillo y oro, esperando el momento de su recolección, nosotros mostramos un bello verde y comienza a adivinarse nuestras cabezas, que mantendremos cerradas durante una buena temporada. Los chaparrones en forma de tormenta nos servirán para coger fuerza y que nuestras pipas adquieran un buen tamaño (adolescencia)
 
 
 Agosto nos pilla en todo su esplendor, con toda nuestra lozanía, nuestra cabeza se va llenando de pipas que van engordando rodeando de las hojas amarillas más tiernas que las que nos salen del fornido tallo y con las que formamos un tupido entramado de hojas anchas que sirven de protección a un buen número de animales, unos buscando alimento, otros mitigar a nuestra sombra los calores veraniegos y la mayoría protección ante sus enemigos, damos una nota de color entre tanto terreno reseco propio de estas fechas en nuestras tierras castellanas. (Juventud)

A medida que va finalizando el verano nuestros cuerpos se van haciendo menos flexibles, más rígidos, nuestra lozanía se va apagando, ya no lucimos los vivos colores verdes y amarillos con los que no hace mucho presumíamos en los secos campos, siendo la envidia del resto de tierras, ahora nos volvemos parduzcos y anaranjados, nuestra cabeza está llena de sabiduría, en forma de hermosas pipas con su carnosos frutos, nos hemos vuelto más sabios pero menos activos. (Madurez)






Llegamos al otoño, nuestro tronco se ha vuelto áspero, vamos doblando “la espalda”,  la cabeza mira más hacia abajo que al frente, el paso del tiempo esta pudiendo con nosotros, algunos compañeros ya han caído, su tronco no ha podido aguantar en pie, las hojas han perdido su fina textura se han vuelto rugosas, ahora están secas. Nuestro color  ha cambiado a parduzco, a gris, las pipas ya ha madurado, sólo nos queda esperar la recolección. (Vejez)


 


La gran mayoría de nuestro fruto acabará en forma de alimento, bien para consumo humano o animal, otras en forma de aceites y biodiesel y las pipas más afortunadas serán seleccionadas parar generar una nueva vida y volver a lucir sus mejores galas en el próximo año, dando color a estos campos segovianos.

 







3 comentarios:

  1. Felicitaciones por este excelente reportaje gráfico, bonita historial la de estos "girasoles".
    Un abrazo.
    Ramón

    ResponderEliminar
  2. Espectacularmente bello. Tienen hasta marcialidad de un gran ejército,¡todos disciplinadamente orientados de la misma forma!.
    Menuda expresión cromática con la que nos deleitas los sentidos, resaltas esos tonos verdes, representando frescura, armonía,.. el amarillo, sensación de energía.
    Esos ángulos nada convencionales, guiándonos la mirada hasta el fondo de la foto;
    Eres un casi perfecto narrador: nos presentas a los personajes, nos explicas las reacciones de los protagonistas...vas mejorando la técnica..jajaja. Besos.

    ResponderEliminar
  3. Como un pedazo del firmamento regalado a la tierra. Besos.

    ResponderEliminar