LO QUE HEMOS CAMBIADO III. TIEMPO DE SIEGA

Siega
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Acarreo
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Trilla

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Barriendo la era

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Abeldando

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"Moderna" máquina de abeldar

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"Nuevos tiempos"

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Si ha habido un cambio importante que haya afectado a la vida en Urueñas ese ha sido en la agricultura; en relativamente poco tiempo se ha pasado de arar con una junta de mulas, sembrar a mano, escardar las malas hierbas, segar, acarrear con un carro, trillar, abeldar y recoger en sacos un puñado de grano con los que hacer frente el resto del año, a en la actualidad y con la aparición y evolución de la maquinaria agrícola todas esas tareas hacerlas de una forma más cómoda, rápida y eficaz.
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Todas las anteriores labores eran realizadas por toda la familia, desde los mayores a lo más pequeños, especial mención a las mujeres que aparte de las tareas en el campo no podían descuidar los trabajos de la casa y de atención a los hijos.
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En lo que ahora se cultivan centenares de hectáreas de manera más o menos cómoda a lo largo del término en una campaña, hace 40 años la superficie labrada era muy pequeña, en parcelas pequeñas, muchas veces alejadas de pueblo (lo que les hacía pasar días enteros fuera del hogar haciendo noche en el campo), pasando frío en invierno y calor en el verano y todo por unas fanegas de grano.
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La tarea más dura era la siega que comenzaba en julio, se segaba con la hoz, agachado todo el día, pasando calor y todavía con ganas y fuerzas de cantar tradicionales canciones de siega. Para protegerse la mano izquierda de los cortes del la hoz se usaban los zoquetes de madera, con las espigas cortadas se formaban las gavillas y estas a su vez se juntaban formando los haces que se amontonaban formando facinas.

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Terminada la siega había que acarrear la cosecha a la era con los carros, los machos y los burros; en la era se descargaba la carga, se esparcían los haces en el suelo, en forma de círculo formando la parva, se dejaba que el sol los calentara y con el trillo se trituraba la paja y desgranaba las espigas en un lento proceso; una vez trillado se amontonaba la paja y el grano a la espera de la limpia, estában ya en el mes de agosto, una de las preocupaciones era la lluvia, en caso de tormenta había que juntar la paja y protegerla rápidamente para que no se mojase.
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Para abeldar había que esperar que soplara el viento, se usaba el bieldo con el que se lanzaba al viento la paja mezclada con el grano, el viento separaba la paja (que era arrastrada unos metros) del grano (que caía más vertical), todo este proceso se realizaba varias veces, posteriormente aparecieron las máquinas de abeldar que facilitaba la tarea.

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Limpio de polvo y paja el grano se metía en los sacos para llevarlos a las cámbara de las casas donde era almacenado y dar por finalizadas las tareas de recolección. Llegaba el tiempo del merecido descanso.
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En la actualidad todo este trabajo se realiza de forma mcanizada, más cómodo y rápido y con resultados más ventajosos para el agricultor.

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Sirva esta entrada para homenajear a nuestros mayores que tenían en la agricultura la princpal fuente de ingresos con un trabajo duro y sacrificado para conseguir unas rentas exiguas.

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Nota: las cinco primeras fotografías han sido obtenidas de distintas páginas web de internet y realizadas por diversos autores, no correspondiendo con escenas de Urueñas.